COMPRENDER EL TRASTORNO DEL ESPECTRO AUTISTA (TEA): CLAVES PARA DETECTAR, ACOMPAÑAR Y EDUCAR

El Trastorno del Espectro Autista (TEA) es una condición cuya manifestación varía en cada individuo, lo que da origen al término “espectro”. Se caracteriza por dificultades para establecer contacto, a veces verbal o físico. En algunos casos, quienes están dentro del espectro prefieren la soledad, encuentran complicado vincularse con los demás y tienden a replegarse en sí mismos.

Tal como su nombre lo indica, se habla de un espectro, que es un conjunto de evidencias que pueden relacionarse con el término “autista”, con diferentes niveles y diferentes condiciones.

El TEA se evidencia de diversas formas, con distintas características. Por eso, la evaluación y el tratamiento deben ser elaborados por personas especializadas y siempre responder a las condiciones específicas del individuo”, explicó la Dra. Ana Carolina Paris, psicopedagoga de la UCIMED.

Los primeros signos suelen ser detectados por la familia y la escuela. Incluso desde el nivel preescolar se pueden observar conductas que difieren de lo esperado para cierta edad, como:

  • Niños con mucha ansiedad al comunicarse.
  • Niños a quienes no les gusta asistir a la escuela.
  • Dificultades para trabajar en grupo o expresar lo que sienten.
  • Rechazo a lugares ruidosos o abiertos, como parques infantiles.

Estos comportamientos pueden ser indicadores tempranos de alguna condición dentro del espectro. El diagnóstico profesional confirmará o descartará estas sospechas.

“Todos somos diferentes. Hay personas que pueden tener la tendencia a evitar el contacto con los demás, y eso no implica necesariamente que tengan un diagnóstico. Tenemos distintas características de personalidad, como sucede con las personas ansiosas: ser ansioso no significa estar en pánico. Cuando llegan estudiantes nuevos a la universidad, muchos dicen: ‘tengo un ataque de pánico’, pero en realidad están experimentando ansiedad, angustia o estrés… están entrando a un mundo nuevo. La vida se siente, y eso también forma parte de la normalidad. Dentro de esa normalidad está el aprender estrategias para autorregularnos”, recalcó la psicopedagoga.

Para la especialista, una frase resume esta realidad: “Superar la vida forma parte de vivir”. Desde su experiencia, sostiene que hay razones para mantener la esperanza:

“Hay oportunidades para todos. Nada está escrito en piedra: siempre se puede encontrar un mejor camino. Como padres, lo más importante es ofrecer un entorno seguro. El hogar debe ser un espacio de acogida, donde me aceptan como soy. En el caso de los docentes, la tarea es más compleja: deben observar, ser sensibles, adaptar algunas actividades, la forma de preguntar o evaluar. Eso se logra con comunicación y con ganas de hacerlo”.

Finalmente, para la doctora es de suma importancia el trabajo interdisciplinario y el replanteamiento de estrategias de enseñanza:

“Hoy, gracias a la neurociencia, sabemos que nadie aprende lo que no ama. Entonces, como docentes, el primer paso es preguntarnos: ¿cómo motivo?, ¿cómo logro que los estudiantes se enamoren del conocimiento? Si queremos un cambio real en el sistema educativo, debemos lograr que las personas se conecten emocionalmente con lo que hacen”.

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