VIVIR CON SENTIDO EN DICIEMBRE: EQUILIBRIO ENTRE DISFRUTE Y BIENESTAR

Se acerca diciembre y, con él, los desafíos de mantener el equilibrio. Las celebraciones, los excesos en la comida y el ritmo acelerado pueden hacer que la salud física y mental queden en segundo plano.

Vivir con sentido implica hacerlo desde la autenticidad y la conexión con los valores personales, no desde la obligación o la costumbre. Es preguntarse: “¿Qué quiero realmente celebrar? ¿Qué me da paz o alegría genuina?” Significa elegir conscientemente cómo y con quién compartir, permitiendo que las fiestas sean una expresión genuina de lo que somos y no una actuación social.

“El disfrute consciente nace de la presencia y la autorregulación, no de la cantidad. Escuchar al cuerpo, reconocer las emociones y poner atención a las motivaciones detrás de nuestras acciones nos ayuda a equilibrar. Desde la mirada humanista, se trata de honrar las propias necesidades sin juzgarse, cultivando una relación más amable con uno mismo”, explicó Alexandra Rojas, psicóloga.

Antes de las fiestas, es fundamental detenerse y reconectarse con uno mismo: escuchar el cuerpo, descansar, dormir bien, soltar el perfeccionismo y permitir momentos de silencio interior.

“Desde el enfoque humanista, el autocuidado no es egoísmo, sino una forma de respeto y amor propio que nos permite luego estar realmente presentes con los demás. Diciembre puede ser retador porque el entorno social y cultural impone muchas expectativas externas que pueden chocar con nuestras necesidades internas reales. Cuando tratamos de responder más a lo que “se espera” que a lo que sentimos, perdemos equilibrio”, acotó la especialista.

La planificación también puede convertirse en una herramienta de autocompasión y equilibrio, ya que ayuda a evitar decisiones impulsivas o cargadas de culpa. Planificar desde el realismo —y no desde la exigencia— permite disfrutar sin sobrepasar límites, sosteniendo la libertad y el bienestar.

Consejos para mantener las rutinas de descanso y alimentación:

          •         Escuchar al cuerpo antes de forzarlo

          •         Respetar horarios básicos de sueño

          •         Hacer pausas breves para respirar o caminar

          •         Practicar movimiento físico por placer, no por obligación

          •         Comer de forma intuitiva sin castigarse

Estas pequeñas acciones refuerzan la autoescucha y la coherencia entre el cuerpo y la mente.

El equilibrio, al final, nace del autoconocimiento y la honestidad emocional. Es posible disfrutar la compañía sin perder el contacto con uno mismo. Reservar espacios para la soledad o el silencio no es desconexión, sino una forma de cuidar la energía y compartir desde un lugar más pleno.

“Las personas deben permitirse ser, sin exigencias ni máscaras. Que elijan conscientemente lo que les nutre y suelten lo que ya no resuena. Vivir desde la autenticidad es el mayor regalo que podemos ofrecernos y ofrecer a los demás. En la calma y la coherencia interna es donde realmente florece el espíritu humano”, finalizó Rojas.

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